martes, 14 de diciembre de 2010

el sueño es un camino ramificado.


Supongamos que te acuestas para una buena siesta, y sueñas que estas manejando un auto destartalado en una doble carretera sin rumbo, te quedas dormido manejando y sueñas que estas viajando hacia el norte en un auto robado, tu destino es el sur de Francia, y aunque nunca has estado en Francia reconoces los paisajes como si fueras un habitante francés, en el sueño sueñas que te quedas dormido manejando ( otra vez, piensas), y emprendes un nuevo sueño en donde viajas en un autobus, pero esta vez tu no manejas, al volante va un negro corpulento vestido de traje gris que mientras maneja intenta sintonizar la radio y descubres que el idioma es desconocido para tí, las palabras emitidas por el aparato son ininteligibles, intentas adivinar el idioma y en la empresa te duermes profundamente ( de nuevo, no!), ahora sueñas que estas en calzones echado debajo de una palmera con el sol que no te deja abrir los ojos, intuyes por los ruidos de las palmeras y los papagayos que la playa es bonita y nadie te molesta, sabes de todos modos que ella está contigo, acostada justo al lado de ti leyendo una novela de Kundera: una que habla de una mujer y un hombre que se reencuentran luego de muchos años, y a pesar de que ella está sumamente excitada por este reencuentro, el hombre ni siquiera registra a la mujer, a la cual solo posee una noche y la abandona en un hostal mediocre de Brno, y emprende su vuelta en avión al calor de su hogar... (este sueño ya ha durado mucho te dices) . Aquí intentas despertar pero ya no te hes posible despertar, el auto, del primer sueño, en el que viajabas, volcó, dió interminables vueltas sobre la banquina y lo que queda son solo restos de lo que fuiste, de lo quisiste y pensabas ser; la próxima vez deja los sueños para cuando llegues a destino...
-Despierta Bolaño, despierta, y date prisa que tenemos a los polis en los talones...


Leandro Shandy 2006