Lampiño, desnudo y mojado
no tengo ganas de tolerarte tiempo,
mis ideas se desvanecen, se diluyen en el olvido y mojo mis pies en la orilla del Absoluto
me arrodillo a juntar las algas que quedan, en este mar incomprensible llamado Tempestad,
mujer, me parece que la torpeza crónica de estos días
confluyen inevitablemente en el abismo
lo que sucede transforma, subyuga, y tú lo sabes bien
podríamos jugar a olvidarnos un rato, lo sabes y lo sé,
fundirnos con el fuego, despedazar nuestros cuerpos sobre el colchon
pero es eso nomás, un rato nomás, tu rato y no más
luego vendrán las ganas de partir,
de que te vayas,
de que te quedes sola,
de que me quede solo
te lo digo mujer, y repito y voy a serte sincero:
el Viento cambió el rumbo de mi ruta y ahora corre hacia el Sur.
Yo peregrino, debo seguirlo y no perderle pisada.
Ayer compré unas cuantas cosas en el camino silencioso:
unas perchas, una manta nueva con que cubrirme sin tu calor de las noches
y unos cuantos sahumerios perfumados de la India,
Y cuando llegué a casa te encontré incendiada en la pantalla
y no supe que decir,
el deseo me cubrió, me tapé o lo intenté en vano
y en códigos susurrabas algo ininteligible: como que no nos conocemos,
pero no te creí o simulé no creerte o me desentendí, que era lo mejor para el naufragio.
me quiero comprar el mundo para probar si con eso puedo olvidarte,
pero el dinero vale mierda
me quiero chupar el abismo de un sorbo para comprender
pero en el reflejo del espejo nunca te encuentro.
qué es lo que han hecho los hombres, mujer, que creo conocerte entre letras y palabras dentro de este cuadrado?
qué es lo que han hecho los hombres, mujer, que simulas esconderte, a pesar de lo que pulsa la pulsión y el destino en tus adentros?
Leandro Shandy 2004