domingo, 9 de octubre de 2011

Pequeño rejunte de una noche Blanca.

Hay una noche
un supongo
un fluir constante en el devenir de las cosas
una espera constante en el transcurso cerrado
en un atardecer glorioso.
Hay un día esmeralda
un sitio oscuro que acontece dentro de este cuadrado
inexpresivo
sigo mirando atrás. Los valores que no tuve.
sigo desmantelando todo cuanto tuve
pared tras pared. De cartón.
Un preludio de lo que/ desde las calles con lagunas y deshielos
desde las calles con fuegos-broncas incendiarias.
Armónicas que suenan en la
despareja memoria
silueta de tu color blanco en la ropa mañana
subiré en penumbras/ mataré
palabras cortadas por un hilo
mutar en silencio seguro en sombras.
Con la simpleza:
Nadaré todos los ríos y limpiaré cada horizonte 
vertiginoso.
Hay una noche Blanca, repleta de moscas 
que apuran para que el día de mañana sea caluroso 
y ellas en zumbido constante devoren
cada uno de los recuerdos.
Acá con estos 31 años chistosos, repletos de quejas
hay un cuerpo incendiado por un mundo de estímulo
erróneo.
Hay una noche camino devorado por la fascinación
sigo sosteniendo un vaso de cubos de hielo pintados de azul.
Quiero poder darlo todo en lo que quede postrado 
A las cosas hay que llamarlas por su nombre: 

DESESPERACIÓN

y sigo jugando un juego que perdí hace un siglo.





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