y de pronto durante la mañana entredormida entre espejos se calló y ya no dijo más,
en ese momento se pensó a quien ofrece hojas de otoño,
quien calló se encontró absorta en la contemplación,
en la duda de recibirlas como un regalo,
simple y espontáneo de una desesperada,
de pronto mientras la luna asoma su cara
y el sol se despide armando una raya imposible en el horizonte
deja ver sus pechos dulces,
mañanas anaranjadas
se me duermen los pies por el frío dijo
y despojado de todas las miradas del mundo
se volvió a dormir.
Catalina Mulligan.
Del poemario " De las deschichas insólitas y las rayas del tigre de bengala"
Edit. Lacustre 1963.
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